El 25 de septiembre se cumple el tercer aniversario de la muerte de Wangari Maathai. Bióloga, profesora de veterinaria, la primera mujer en recibir el título de Doctora en África Oriental, activista, premio Nobel de la Paz, política y ministra en Kenia, defensora de los derechos humanos, impulsora del Movimiento Cinturón Verde… La lista es larga y probablemente no haga honor a su trayectoria vital, a su compromiso y contribución a la justicia social y ambiental.
Conocimos a Wangari Maathai a partir de nuestras primeras incursiones en el ecofeminismo. Cuando tecleamos “ecofeminismo” en Google, la referencia al Movimiento Cinturón Verde de Kenia fue una de las primeras en aparecer. ¿Quién no había oído hablar de las mujeres keniatas que iniciaron un movimiento de reforestación que llegó a sembrar más de 30 millones de árboles en toda África?
La curiosidad nos llevó a seguir indagando y descubrimos una singular forma de lucha ecologista, a través de la cual las mujeres rurales se habían convertido en las protagonistas de sus vidas.
Cuando Wangari Maathai sembró siete árboles en su jardín para luchar contra el calentamiento global y la desertización, no se podía imaginar que estaba sentando las bases de un movimiento, el Cinturón Verde. Tampoco que, inspiradas por su acción, mujeres de diferentes regiones de Kenia iban a plantar más de un millón de árboles.
El movimiento Cinturón Verde comenzó a plantar árboles en 1976 y desde entonces no ha parado. Actualmente se cuentan más de 30 millones de árboles en todo el continente africano.
Su singularidad reside en el protagonismo femenino. Las mujeres no sólo afrontaban los problemas de la deforestación, la erosión de los suelos y la falta de agua en Kenia, que tenía consecuencias directas en la supervivencia de sus pueblos rurales. También, a la vez que mejoraban la calidad de vida de sus comunidades, se convertían en sujetos políticos, reconocidos por su gestión ambiental y el desarrollo comunitario.
“Curar las heridas de la Tierra en el proceso de curar las nuestras”, dijo Maathai cuando recibió el Premio Nobel de la Paz en 2004, resumiendo su filosofía. Para esta activista, el mundo necesitaba una «ética global» asentada en valores como el amor, la solidaridad, el cuidado y la justicia social y ambiental.
En el curso on line de ecofeminismo, que comenzamos el 16 de octubre, analizaremos su trayectoria y las aportaciones del Movimiento Cinturón Verde. Más información, aquí.